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domingo, 28 de junio de 2020

Junio en Casares.



Sí, junio puede resultar un mes poco atractivo ornitológicamente, el paso finaliza y la cosa se relaja, suele ser época de pocas citas interesantes en comparación a otras épocas del año y las especies reproductoras ganan protagonismo. Este año me ha gustado mi junio, variedad de especies comunes pero que sirven para hacer el apaño de un par de rarezas.

Comenzaremos con finales de mayo, donde mi padre y yo no nos resistimos a una visita de nuevo a la zona de la pareja de alzacola. Nos recibían unas especies similares a las del otro día, algunas cigüeñas blancas a lo lejos y por delante se cruza un cernícalo primilla en sentido contrario portando una presa, mucho movimiento de paseriformes, tórtolas europeas como locas salen al vuelo y entre otras más nuestra pareja de calzada seguía en su nido.

Tórtola europea (Streptopelia turtur)

Tórtola europea (Streptopelia turtur)
Un alcaudón común (Lanius senator) que aguantó lo suficiente
como para tirarle una foto decente.
Nuestro nido de calzadas, foto mientras íbamos de paso.
En la ubicación concreta, encontramos de nuevo a los alzacolas rojizos, esta vez más tímidos, o eso pensábamos hasta que la hembra se decidió a pasear al lado de nuestro coche descaradamente mientras se alimentaba.











Incluso posó en una rama, ella se atrevió a cantar un poco, y su atrevimiento provocó que probara a realizar un vídeo.



 

   Decidimos dejarlos tranquilamente y nos encontramos en pleno camino con un peculiar muro en una ruina del cual sobresalían unos ojos muy llamativos...

Un precioso ejemplar de mochuelo (Athene noctua)

Mochuelo (Athene noctua)
Una pausa para echar un vistazo al río durante el atardecer y un avetorillo cruza de orilla, se oculta entre los tarajes, dos martines pescadores se persiguen, los zarceros bereberes cantan y una pareja de cuervos trataba de hacerle el lío a los chorlitejos chicos para hacerse con sus polluelos, pero no pudimos observar el desenlace ya que no permanecimos mucho tiempo.

Por esas fechas también entrarían en las lentes de mis prismáticos desde casa un inmaduro de buitre negro, ¿les tendremos pronto criando en la provincia? Aún no lo sabremos... Pensaba cuando le tiré varias fotos a ese punto oscuro en la Sierra.

Buitre negro (Aegypious monachus)

Buitre negro (Aegypious monachus)
Teníamos pendiente acercarnos a la zona de la costa de Casares, donde desgraciadamente desde hace varios años no tenemos presencia reproductora de chorlitejo patinegro, aunque al menos debemos realizar unos vistazos para comprobar esto y ver que quedan algunos chorlitejos chicos, y al menos es una alegría ver que a ellos sí les va bien. Por la arena se movía un juvenil perfectamente capaz de volar ya y que era expulsado de allí por sus progenitores.

Juvenil de chorlitejo chico (Charadrius dubius)

El joven chorlitejo vigilado por uno de sus padres.

Pareja adulta de chorlitejo chico (Charadrius dubius)

Alrededor de Torre la Sal, se acercaron un par de alcatraces, varias pardelas cenicientas y centenares de gaviotas patiamarillas pasaban a escasos metros.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis)

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis)

Un pollo de esta especie también descansaba en su nido, bajo unas tumbonas amontonadas. La primera vez que veo por aquí un nido de patis en un lugar tan a la mano de cualquier persona, esperemos que haya podido completar su desarrollo.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) juvenil.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) juvenil.

Yendo ya hacia las cercanías del pueblo, una mañana me dan el aviso de un buitre al que un aerogenerador le amputó de lleno el ala y con ella la vida, dando la casualidad de que presentaba una anilla de PVC, y a pocos metros de la escena del crimen el resto de sus congéneres disfrutaban del menú del día, una vaca.

Detalle de la anilla del ave (L9T)

El historial del ave, con un mínimo de 15 años, anillada en Sevilla
en 2010 y observada en Zaragoza en 2015. Gracias a la EBD
por los datos del ave.

Ahora dejo paso a una serie de fotos que casi seguro sean de mis favoritas, un espectáculo de trifulcas: aletazos, garras levantadas, cuellos alzados, picotazos...
















































Espero que toda esta cantidad de fotografías no os hayan resultado pesadas, sino que las disfrutéis al igual que yo hice mientras estaba allí delante. Al ir cayendo la tarde todos los ejemplares volaban sobre Casares a la colonia y allí les recibía de nuevo.






Aprovechando que siguiendo a los buitres ya hemos llegado al pueblo nos quedamos con las aves de por aquí, ya dije que en esta época las reproductoras son quiénes adquieren más atención, y es que todas las aves están en su apogeo reproductivo. Los mismos buitres tienen a sus pollos ya de buen tamaño y casi emplumados por totalidad, poco falta ya para que se ejerciten y den los primeros vuelos. Su vecinos los pollos de búho real ya son demasiado esquivos, y es muy difícil verles, aunque se les escucha durante las noches y con algo más de fortuna se les observa, al igual que sus padres. La culebrera no falta a su cita diaria para echar un ojo a las culebras que yo nunca veo y ella saca a pares, dirigiéndose siempre en la misma dirección con la cola de alguna asomando por el pico, indicio de que con certeza en algún lugar del bosque un pollo le espera. Y si hablamos de águilas sería de mala educación no sacar a las calzadas, en sus nidos debe haber pollos pequeños/medianos y el pueblo ofrece mucha comida que llevarles, por lo que no falla un solo día que no lo visiten.


Águila calzada (Hieraeetus pennatus) y de fondo los reales de Sierra Bermeja.


Calzada realizando un picado.


Salimos de las rapaces, y unas de las aves más fáciles de observar en cualquier lugar de Casares, los vencejos, con muchas colonias tanto de comunes como los más numerosos pálidos, que se ven obligados a aportar comida varias veces diarias al nido y que capturan en grandes masas donde se alimentan, aunque en esas mismas masas llaman más la atención unos vencejos mayores y de panza blanca, los reales. Cerca del pueblo sabemos de al menos un par de puntos distintos donde críen. Es todo un disfrute ver a estos vencejos de una envergadura de aproximadamente la de un cernícalo a escasos metros y por supuesto es muy entretenido fotografiarlos.






Un notas fotografiando vencejos reales con to´ la caló.

Poco antes del anochecer los grupos de vencejos se incrementan y las 3 especies se complementan con hirundínidos varios, gorriones, estorninos, cernícalos de ambas especies... Todos saben muy bien cual es su objetivo, y es que en estas fechas comienzan a salir las primeras alúas (Hormigas con alas) que proporcionan un banquete a todas estas aves. Tanto movimiento aéreo llama mucho la atención, y pese a que todo parezca estar tranquilo y de buen rollo, ya casi sin luz una silueta se lanza, agarra uno de los vencejos pálidos/comunes y comienza a recuperar altura acosado por gran cantidad de apódidos, un halcón peregrino. Llega la noche y todos desaparecen, algún chotacabras cuellirrojo reclama su parte en la tranquilidad nocturna, pareciendo aprovechar la poca compañía y competencia.

Los vencejos reales suelen compartir tajos con otras especies, una de ellas es un paseriforme del cual me declaro totalmente fan de su canto, el gorrión chillón, que en pequeños boquetes entran con su aporte de insectos.





Cuando uno observa a estos bichillos, y percibe algo de mayor tamaño por encima no puede evitar mirar ante la tentación de algo como una gran rapaz, ¿quién sabe si rara incluso? Pero ni una ni otra, una vieja conocida y ni siquiera una rapaz, una cigüeña blanca encabezando un bando de ellas.


Y para recordar una de las combinaciones del principio, por debajo remonta un cernícalo primilla con una presa en las patas, y cuando alcanza la altura requerida, se va acercando y a medida que lo hace se pasa la presa de las garras al pico, parece como si fuese indicando que está llegando a su destino y se deja caer con ella sobre la entrada del mechinal donde varios pollos se mueven en el interior con el único pensamiento de hacerse con la próxima presa que traiga mami o papi.


Papá primilla con un aporte en el pico.

Mamá primilla alzando el vuelo tras la ceba.

Este año no podíamos dejarlo pasar y debíamos intentar anillar los pollos de esta parejita, que se han decidido a ocupar un mechinal más bajo haciendo la cosa más fácil, y es que ya es hora de intentar ver cuál es el paradero de los pollos que de aquí vuelan. Así que una mañana mi compañero José Luis Garzón se enfrentó a los imponentes 8 metros que debía ascender en la escalera que el Ayuntamiento de Casares nos proporcionó para que este trabajo fuera posible de realizar y a quiénes desde aquí se lo agradezco, para de esta manera poder introducir la mano y sacar por primer por primera vez en sus vidas a 3 preciosos polluelos de cernícalo primilla.

    
José Luis sobre la escalera.
                                               

Preparando el material anillamiento.
                                   
Los tres pollos dentro de la bolsa tras bajarlos.
                                           
Anillamiento de los pollos.



No hicimos muchas fotos debido a que no queríamos provocarle mucho estrés a los animales y por otro lado sus padres arriba esperaban para poder entrar al mechinal a cebar, así que tras anillarlos los introducimos rápidamente. Casi seguro que pronto sabréis más de ellos. Con esto finalizo, para que en estos días también os entretengáis leyendo otra entrada que publicaré, un saludo.