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viernes, 29 de mayo de 2020

Rocas rojas y roqueros rojos.

El día 18 de mayo nos decidimos a realizar una visita a un viejo conocido que teníamos pendiente, y a la cual no paraba de darle vueltas encerrado en casa. Muchos pajareros sabemos que principios/mediados de mayo es la mejor fecha para disfrutar de una de las aves más espectaculares de nuestras sierras, el roquero rojo, y que por favor, venga acompañado con unos carboneros garrapinos, colirrojos reales, curruca rabilargas y demás delicatessen que ahora es el mejor momento para disfrutar, coincidiendo con su época de reproducción. El lugar en cuestión donde probamos suerte cada año es Los Reales de Sierra Bermeja, que además de poseer una joya como es el pinsapo, un árbol recluido a un par de sierras malagueñas y una gaditana, para hacer al lugar aún más especial, decir que quizá se trate de la mayor concentración mundial de peridotitas, haciendo de este el único pinsapar sobre este tipo de roca. Sierra Bermeja también cuenta con varios endemismos tanto vegetales como animales. Volviendo al dichoso pajarito, este podría ser fácilmente su núcleo reproductor más meridional de la Península Ibérica.

Nos dirigimos primero a una zona donde otras veces habíamos logrado observar al desconfiado pájaro, por allí sonaban varios roqueros solitarios y entre ellos un macho de esta especie se diferenciaba en la lejanía. Esperamos y entre tanto reclamó una collalba negra, un par de currucas rabilargas y varios escribanos montesinos pasaron, una cabra montesa se quedó mirándonos para ver que pretendíamos hacer por allí... Por el contrario, no parecía que tuviéramos presencia de algún otro ejemplar de roquero rojo más próximo, lo que nos llevó a tomar la decisión de acercarnos a la zona donde nos pareció que procedía el canto del anterior ave.

Subimos aún más para tratar de ver a esta belleza, a nuestro paso salían picos picapinos y pitos reales, se movían entre ramas páridos varios como herrerillos comunes y capuchinos, carboneros comunes y garrapinos, también algunos mitos, los reyezuelos listados se mostraban muy alterados e incluso un zorzal charlo que huyó despavorido.
Carbonero garrapinos (Periparus ater) sobre un pinsapo.

Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla)
Una vez llegamos a la cima del Pico Reales (1452 msn) dedicamos un ratillo a entretenernos con unas vistas de buena parte de la Serranía de Ronda, la Costa del Sol y el Campo de Gibraltar.

Yo en la parte más alta del pico.

El Estrecho de Gibraltar visto desde Los Reales.

Casares, nuestro pueblo, a mi izquierda y servidor probando
suerte al examinar la zona con los prismáticos.

Un detalle más cercano de Casares desde allí arriba.
De buenas a primeras, detecto el reclamo de un roquero no muy lejos, y en cuestión de segundos le localizo cantando sobre un pino.
Macho de roquero rojo (Monticola saxatilis) sobre
un pino que usa como atalaya para cantar.
Probamos suerte yendo a las cercanías y para nuestra sorpresa ahí le teníamos, a escasos metros de nosotros alimentándose como si nada, impresionante, se quedan muy atrás las observaciones anteriores que hemos hecho en otras temporadas. Os adjunto unas fotos para que las disfrutéis al igual que yo hice en el momento que las tiraba.
Roquero rojo (Monticola solitarius) macho.

Roquero rojo (Monticola solitarius) macho.

Roquero rojo (Monticola solitarius) macho.

Roquero rojo (Monticola solitarius) macho.
Finalizado el espectáculo y dejando a nuestro colega allí en busca de un ligue, nos asomamos a un bosquecillo donde sabemos desde hace un par de años que tenemos a otra de las joyas de este sitio.
Llegar y topar, escucho la melodía de este pajarito, andamos en dirección al árbol donde sonaba, y allí lo teníamos, un macho de colirrojo real.
Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) macho.
Ya íbamos con el día completo prácticamente, nos encontramos un par de machos de cabra montesa muy tímidos que se resistieron a la foto y paramos a merendar, por allí se movían muchos pinzones vulgares, algunos trepadores azules, agatadores europeos, papamoscas grises e incluso otro macho de colirrojo real nos despidió, al igual que yo hago con las siguientes fotos, la siguiente entrada también irá dedicada principalmente a otra ave que llega a sus territorios en la misma fecha que nuestros roqueros rojos, un saludo.
Papamoscas gris (Muscicapa striata)

Trepador azul (Sitta europaea)




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martes, 26 de mayo de 2020

Primeros pajareos postcuarentena.

Como no podía ser de otra manera, algunos escapes tras el confinamiento me he podido permitir, y como no, esto también implica observar aves durante ellos. 

Al principio esto se limitaba a las cercanías de casa, que ya suponen un buen lugar, el castillo de casares al tener bastante altitud proporciona un buen lugar de observación. Siempre salen al encuentro los famosos buitres, que además de encontrar hogar debajo también hacen de aquí el lugar perfecto para remontar a Sierra Crestellina.
Buitre leonado (Gyps fulvus)

Buitre leonado (Gyps fulvus)

Buitre leonado (Gyps fulvus)
No todas las rapaces son buitres, se ve a la culebrera cernida a lo lejos, una pareja de águilas calzadas realiza sus vuelos nupciales mientras otro de su especie a menos altura va a por la merienda, el macho de cernícalo vulgar le hace una ofrenda a su compañera... Y desde abajo llega una silueta blanca que se pone a mi nivel y asciende por encima, es uno de mis queridos alimoches, que a la par que llega se esfuma, para volver a asomar quizá un kilómetro más lejos.
Águila calzada (Hieeraetus pennatus)

Alimoche común (Neophron percnopterus)

Alimoche común (Neophron percnopterus)

Alimoche común (Neophron percnopterus)
A juego con el alimoche, seis aves más por encima, son cigüeñas blancas, que se dirigen desde el vertedero hacia sus nidos.
Cigüeñas blancas (Ciconia ciconia)
Cogiendo bastante altura hay una nube de vencejos, entre los que se distinguen los comunes, pálidos y varios reales armando un buen escándalo.
Vencejo real (Tachymarptis melba)

No todas las aves se ven en el cielo, por la zona hay una collalba negra macho marcando territorio, una pareja de roqueros solitarios buscando alimento, una colonia de gorrión chillón donde se comienzan a establecer las parejas, además de multitud de fringílidos, algunos mirlos, gorriones comunes y un mosquitero papialbo que se pasea en un algarrobo.
Collalba negra (Oenanthe leucura)

Roquero solitario (Monticola solitarius) hembra.

Roquero solitario (Monticola solitarius) macho.

Verdecillo (Serinus serinus) que es uno de los fringílidos que aquí crían.

Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli)
Otros días fui a parar en los alrededores del pueblo, allí cantaban los zarceros políglotas sin cesar en conjunto con ruiseñores comunes y algún triguero de vez en cuando, las cogujadas montesinas salían de las vallas de al lado del camino y bastante próximas las tarabillas cebaban a sus volantones, vigilados por el alcaudón común, que seguramente estaría pensando en lo bonitos que lucirían empalados. Varios escribanos soteños reclaman, y terminan por asomar.
Cogujada montesina (Galerida theklae)

Cogujada montesina (Galerida theklae)

Escribano soteño (Emberiza cirlus) macho.

Escribano soteño (Emberiza cirlus) macho.
Nuestro camino finaliza en un arroyo que cuenta con numerosos chopos y buenos árboles en su curso, allí sale una bella oropéndola, que fue expulsada poco después por un pico picapinos defendiendo su territorio, no debimos esperar mucho para averiguar que estos últimos habían ubicado aquí su nido. Se cruzaban muchas currucas capirotadas que estarían en algo así similar al paraíso con tanta vegetación, algún petirrojo, varios papamoscas grises... Seguramente el torcecuellos estuviera ahí en algún lugar dado a los buenos árboles y oquedades en ellos, pero no resultó posible siquiera escucharlo. Algunos abejarucos han hecho sus "madrigueras" en un talud.
Oropéndola europea (Oriolus oriolus)

Pico picapinos (Dendrocopos major) 
Percibimos que una rapaz nos sobrevuela, gran sorpresa al comprobar que es un águila perdicera adulta, a mayor distancia dos culebreras europeas con sus cosas.
Águila perdicera (Aquila fasciata)

Culebrera europea (Circaetus gallicus)
Pero antes de regresar a casa, hay que realizar una visita a un tajo. Entran y salen por todas partes estorninos negros con cebas y sacos fecales y vemos otra pareja de roqueros solitarios en la misma situación que ellos. Por otro lado los cernícalos vulgares que todos los años son fieles al mismo agujero, pero los principales protagonistas por los que venimos son sus primos los primillas, y a medida que la tarde cae, ellos aparecen. Parece que este año hay 4 o 5 parejas, es difícil determinar nada aún, deberemos esperar para estar más asegurados. Este rincón también da cobijo a vencejos reales y gorriones chillones. Con esta foto me despido, pero dejar claro que no tardaré en volver a escribir algo por aquí, solo para que no os pille de sorpresa...
Cernícalo primilla (Falco naumanni) macho portando una presa.

viernes, 22 de mayo de 2020

Confinamiento en el balcón.


El día 14 de marzo de este año 2020, salí a la calle por última vez cuando aún no era consciente de la que se nos venía encima, y es que no hubiera imaginado que tuviera que permanecer 2 meses sin poder quedar con mis amigos o salir a realizar algún rato de observación de aves. Pero a grandes problemas, grandes soluciones, es por ello que sabía que solo existía una manera de "acercarme" al campo, el balcón de mi cuarto, que tantos buenos ratos y alguna que otra observación interesante me había aportado ya anteriormente.
Vistas desde mi balcón.
Desde el primer día de confinamiento hasta el último todos los días le dedicaba parte a hacer observaciones, a veces 15 minutos, a veces 5 horas... Nunca se sabía en que momento podía aparecer una especie nueva, o a veces simplemente pretendía disfrutar de una relajante sesión de paso migratorio prenupcial de rapaces con otras cosillas intercaladas, de esas que el cuerpo pide a veces, para hacer más amena la estancia prisionero. Obviamente, las cosas no siempre son tan bonitas como te las pintan, y en ocasiones uno tenía que apañarse con las chulerías locales, y sí, chulerías, que por mucho que uno las vea a diario, se les echa cuenta y resultan muy bonitas e interesantes. Entre todo, logré superar mi objetivo de 70 y finalmente me he quedado con la cifra de 95 especies, por ahora, ya que igual puedo sumar alguna más en estos días. Las más destacables y sorprendentes para mí han sido cigüeña negra, alcaraván, polluela pintoja, gallineta común, buitre negro, águila real, azor, milano real, aguilucho papialbo, autillo, halcón de eleonora, grajilla occidental (Escasa por estos lares), alondra común y bisbita alpino. En esta entrada nos centraremos más en las locales que os comento, puesto que aprovecho para chivar que algo estoy tramando con las que sólo están por aquí de paso.

Evidentemente comenzamos con los que están desde el minuto 1 presentes, como no, los buitres leonados, ya que en el cortado frente a casa se ubican un par de nidos, uno de ellos había visto nacer a un pollo aún pequeño y en el otro se mantenían incubando. Unos 15 días de incubación deberían esperar esta pareja. También nos deleitan con sus elegantes vuelos, habitualmente de varios individuos juntos. Tener a estas grandes aves por aquí es una gran ayuda para observar migración, ya que a ellos se les asocian otras rapaces en multitud de ocasiones.
Buitre leonado (Gyps fulvus)

Buitre leonado (Gyps fulvus) cambiando de posición para incubar.

Buitre leonado (Gyps fulvus)
Entre tanto buitre leonado, era raro que no tuviéramos otra especie de buitre como reproductor por aquí, y aunque por esta zona el buitre negro es apenas un invernante escaso y también se ven aves migrando (Cada año más ejemplares aparecen) sí contamos con el alimoche, una suerte, debido a que tampoco pasa por su mejor momento en la provincia el pequeño buitre blanco, que aparece de la nada y remonta con agilidad entre los leonados, ascendiendo rápidamente.
Alimoche (Neophron percnopterus)

Alimoche (Neophron percnopterus)
Alimoche (Neophron percnopterus)
Siguiendo con rapaces, entramos dentro de las águilas, donde la más común es sin duda el águila calzada, también la más pequeña, casi imposible perder de vista porque contamos con varias parejas por la zona, que suelen usar el mismo área para cazar, adentrándose en el pueblo, donde tienen amplia variedad de presas distintas.
Águila calzada (Hieeraetus pennatus)
Águila calzada (Hieeraetus pennatus)

Por detrás de ella, otra rapaz muy común en todo el término, la culebrera europea, siempre decorando el cielo con sus cernidos o dejando su cabezona silueta cuando se posa en alguna piedra o tendido eléctrico.
Culebrera europea (Circaetus gallicus)
Con algo más de dificultad puede hacer aparición la que en mi opinión es la más bonita de todas nuestras águilas, la perdicera, aunque desgraciadamente tampoco suele portarse tanto, la mayor parte de las observaciones suelen ser entre distancia media y el quinto pino.
 
Águila perdicera (Aquila fasciata). Una foto que no es para tirar cohetes, pero sí que es la que hay.
El siguiente habitante de los cortados, también una rapaz, pero mucho más difícil de observar por sus hábitos, aunque por suerte para mí, algún día decidió dormitar más al descubierto, permitiéndome su localización, sin embargo, en el caso del búho real, es mucho más fácil determinar su presencia mediante su canto en mitad de la noche.
Búho real (Bubo bubo) 
Entonces, llega el turno de los falcónidos, donde destacan el halcón peregrino y por encima de él a mi parecer, además de para dejar a las rapaces ya tranquilas, tenemos a otra muy especial, el cernícalo primilla, que actualmente sus poblaciones han sufrido un descenso importante. Varios ejemplares en su día a día sobrevuelan mi casa en su trayecto desde sus cazaderos hasta el lugar donde crían y viceversa.
Cernícalo primilla (Falco naumanni) Macho.

Cernícalo primilla (Falco naumanni) Hembra.
Vemos por aquí a otro habitante de los cortados, que solo los utiliza para reproducirse en ellos, después de sacar adelante a sus crías, es muy raro que llegue a posarse. Es el mayor de los vencejos europeos, el real.
Vencejo real (Tachymarptis melba)
Ahora sí llegamos a los paseriformes, comenzando por la chova piquirroja. Algunos ejemplares hacen sus acrobacias y reclaman por las cercanías, donde hallan un lugar para anidar.
Chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)
Sin fotografía, otra especie residente que durante el día desaparece del área rumbo a cultivos y espacios abiertos donde alimentarse, pero que al atardecer llega en grandes cantidades a los tajos donde también busca agujeros donde sacar a sus pollos, el gorrión chillón (Petronia petronia).
 

Paseándose a sus anchas por tejados y calles, tenemos a un par de especies rupícolas de similares costumbres, el roquero solitario y la collalba negra, que aunque sean mis vecinos, siempre tengo ganas de observar.
Roquero solitario (Monticola solitarius)
Roquero solitario (Monticola solitarius)

Collalba negra (Oenanthe leucura)
Y con estas, todas las aves locales más especiales que jugaron un importante papel en mi aburrimiento de cuarentena. Pronto intentaré finalizar lo comentado sobre las especies que migraron sobre cielos casareños, pero por medio probablemente tengamos un par de entradas o incluso 3 que escribiré en estos días. ¡Saludos!